31.1.05

ni bien vuelva (Leo, latejapride*)

Estoy en el Foro Social Mundial. Ni bien vuelva te escribo el comment. Te adelanto que la novela me pareció muy buena. Lo de la grabación del segundo disco se pospuso unos días hasta que volvamos todos... Bueno, sigo laburando.
* Leonidas, enviado desde Porto Alegre

antes del incendio (María Dodera II)

Me faltaba contar un detalle... Terminé la novela minutos antes de estallar el incendio de La Esmeralda, minutos antes de que nos avisaran de la casa vecina de donde estaba veraneando que se venía algo salado. La peste, me dije. Fue un revoltijo. Éramos mucha gente en esa casa y las pertenecias se mezclaron. El libro lo extravié; recién me avisaron el otro día que había resistido y estaba en el bolso de una amiga.
¿Habrá sido algún efecto fractal, eso de terminar las últimas páginas minutos antes del incendio?
* enviado por María Dodera

27.1.05

el blog del quién es quién (Gustavo Verdesio III)

Ese capitán, de capitán no tiene nada. Le doy una informacion: es el tipo de carne y hueso que inspiró el personaje del Coronel Jacinto en "Relato para pieles sensibles", un cuento que está en el último libro de Amir Hamed. Me alegro de que a tanta gente le esté gustando la novela, che. Y ese blog es una especie de "quién es quién" de la cultura uruguaya (excepto yo, que soy un oscuro académico, y el capitán figolo, que en la vida real es un exitoso científico).
1) De Dani Umpi me gustó mucho uno de los discos artesanales que compré en Living (70 mangos: it doesn't get any cheaper than that) y me gustó el dúo con Max Capote. Me mostraron una novela que salió con una editorial que creo que se llama La Cartonera o algo asi, ¿puede ser? Acabo de googlearlo y me encuentro que la novela de marras se llama Aun soltera y es del 2003. Mon dieu, se ve que estoy atrasado de noticias. Voy a ver si, para subsanarlo, compro vía internet Miss Tacuarembó, y si se consigue, anche Aun soltera.
2) Pregunta de periodista de revista Caras (iba a decir Gente, but that would have betrayed my age): ¿vos te considerás parte de esa movida (o movidas) uruguasha(s) de la que parecen ser parte algunos lugares (Living, La Ronda) y alguna gente (Dani Umpi, Max Capote, Astroboy, Stoll y Rebella, Bajofondo, etcétera)? Si, ya sé que sos unos años más viejo que ellos, pero igual: ¿vos creés que tu novela entra en el registro general que enmarca a toda esa producción? Pregunto, porque como sabés bien, aquellos que tenemos el síndrome de Peter Pan nos interesamos siempre por lo que hace la gente mas joven que nosotros. Incluso a mediados de los ochenta, cuando yo mismo era un pibe, me sentía mas viejo que todos ustedes -claro está, porque lo era y lo sigo siendo-, a diferencia de Raul (Forlán Lamarque) y de Willy (Baltar), quienes se mimetizaban (aca dirían they merged smoothly with the kids) con ustedes y a veces parecían hasta más jóvenes que vos, Fernán (Cisnero) o Tabaré (Couto). Que el Cíber nunca, de más está decir.
Bueno, maestro, lo dejo con un abrazo, que tengo que preparar mi clase de mañana sobre Sandro. Se llama The Incomparable Magic of Sandro.
* enviado por Gustavo Verdesio

25.1.05

no pude zafar (Capitán Figolo)

De Capitán Figolo a Gustavete (Verdesio):
Te cuento que tuve algunas reacciones parecidas a las tuyas. Particularmente la de no poder zafar del libro, y tener que leérmelo de una sentada a partir de la página 100, más o menos. No estará entre las novelas top-20 uruguayas de todos los tiempos pero está muy, muy bien narrada. Lo cierto es que me atrapó, cosa que está pasando cada vez menos a medida que envejezco. La analogía es la de una mujer que de repente no está increíblemente buena (la novela de Peveroni) pero que te hace acabar como si hubieras visto el rostro de Dios (la lectura te atrapa).
Me sedujo el ambiente de ciencia ficción. Si bien abandoné la lectura desenfrenada de ese género (con la excepción de las novelas de William Gibson), le guardo cariño. Por eso me decepciono si veo una película como Yo, robot, que arruina un libro original e inteligente, y me alegro de leer cosas como El exilio..., o muchas de las novelas de Lissardi (Conversaciones con el fauno, Interludio interlunio, y otra más cuyo nombre se me escapa).
Un aspecto que esperé encontrar en el libro fue que el protagonista estuviera más preocupado de haberse agarrado la peste. Para ser algo tan mortífero, no parece preocuparse demasiado ni siquiera de averiguar cómo evitar el contagio. También estoy de acuerdo contigo en que podría haberse desarrollado más el personaje de María. Asimismo, me sorprende un poco que Oscuro, con todos sus recursos, haya arriesgado perder a María al ponerla de vuelta en contacto con Nicolás. Eso forma parte del final de Hollywood que mencionabas. Otra cosa que me molestó un poco es cómo aparece todo el mundo en el chat room donde está Nicolás. ¿No son demasiadas casualidades? Quizás no, pero tantas coincidencias me dejaron con la inquietud de si serían todas verosímiles.
Otra reflexión es que esta novela sólo podía haberse escrito cuando se escribió, en el Uruguay de los últimos años. Hay muchos datos: el cataclismo y la posterior salida; los marginales pidiendo limosna agresivamente en la calle; la coordinación de las autoridades regionales frente al alerta sanitario (que nos recuerda al problema de la aftosa); la actitud de las autoridades de salud pública uruguaya frente a la epidemia, que tiene resonancias del "rifle sanitario". Last but not least, me pregunto si la casa de masajes que aparece en el relato será la que está cerca de Buxareo y 26 de Marzo.
En resumen, El exilio... me gustó mucho y la voy a recomendar a amigos y enemigos.
* enviado por Cap_Fig

novela de vacaciones (Vane Recagno)

Leí la novela en mis vacaciones, y la verdad es que me resultó muy entretenida. Está muy bien logrado el juego realidad-ficción y enseguida me enganché.
El hecho de que estuviera ambientada en Montevideo es bárbaro, porque hay cosas comunes a todos, y no siempre se encuentra eso: lugares, formas de hablar, sentir y pensar de una misma generación. Los personajes son creíbles y la trama tiene eso de ir y venir en el tiempo, que permite que uno vaya tejiendo suposiciones, que se cumplirán o no.
Un poco raro lo del recital de los Redondos, pero bueno, sobre gustos...
Se la dejé a Majo y Uzi.
Espero ansiosa leer La cura.
* enviado por Vane Recagno

24.1.05

entrevista en crónicas (por Alvaro Carballo)

viaje por la costa (Martín Pérez)

Acá estoy, de regreso en mi casa, finalmente... ¡Acabo de llegar de Villa Gessell! Es que tuve que viajar hasta ahí para hacer nota con la Bersuit... Antes estuve en el VoxPop de La Pedrera: dos días en la playa, casi sin moverme, y los shows de Miranda! y de Cuarteto de Nos... Y cuando estaba en la duda entre seguir de largo a buscar a mis amigos en Valizas o el Polonio, o pasar por Montevideo, empecé a recibir mensajes de Baires en los que se hablaba de 'tenés que salir corriendo a la costa argentina'... Así que cuando Umpi me dijo que se volvía en el auto de Tavella, me subí, y cuando llegué a Montevideo -deprimido por no poder seguir en la playa-, decidí que para ciudad, mejor Baires, y seguí de largo... Alcancé, eso sí, a comprarme en Tres Cruces el disco de Max Capote, el ep de Astroboy y el disco de remixes del Sexteto Electrónico Moderno. Los voy a pasar mañana en la Rock & Pop, ya que voy a hacer el programa de Rosso... Una cosa rara: en la costa uruguaya disfruté mucho escuchando un programa de radio de La Paloma, llamado 'Deslizador', el único momento en el cual escuchar la musica que nos gusta... Programaban Capote, Astroboy y demás... ¡Muy bueno!
¿Tu libro? Me lo devoré en un día... Ya te comentaré más sobre él... En el auto de regreso a Montevideo, resultó que tanto Tavella como Umpi como yo lo habíamos leído, así que se dio una larga charla al respecto... Supongo que te morirás de ganas de saber más sobre el asunto... Je je je... Alcanza con que sepas que en general gustó y dio ganas de leerlo...
* Martín Pérez (editor revista La Mano)

21.1.05

una novela joven (Fernando Cabrera)

Cada lectura hace una nueva novela.
O sea que mi opinión es tan refutablecomo cualquier otra.
Esta joven novela, que no es breve, está bien estructurada, tiene estado de ánimo y no vacila. Su firmeza está en lo simple de su formulacion,que paradójicamente nos va sorprendiendo, tanto en sus sorpresas como en sus sensatas obviedades, que incluyen hasta un final feliz.
Cuando terminé la lectura, pensé que me resultaria grata la lectura de otro libro del autor.
* Fernando Cabrera (músico)

final trainspottiniano (GB parte 2)

Me logró atrapar, primero por un tema generacional... Tengo la misma edad que el protagonista y de alguna manera, al haberme ido del país, viví por muchas inquietudes, idas y vueltas acerca de si irme o quedarme. Lo mismo que muchos de los protagonistas de la novela.
Con lo de los Redondos me pasa exactamente lo mismo. Hoy no podría tolerar una multitud de gente enardecida, sudando, etcétera. Lo hice en su momento y lo disfruté. Hoy paso. Y menos que me mangueen eternamente "una chapa pa' la uva", "sale una fuercita valor pa' los redo"... Me reí mucho. No al límite de querer matarlos, como le sucede a Nicolás. Pero, ¡basta!
A nivel descriptivo también me gustó cuando él sale de su casa. Será por lo mismo: yo viví en La Blanqueada y conozco perfectamente el barrio, así que su pasaje por Tres Cruces, el Parque Batlle marrón y todas las callecitas, hasta Rivera, etcétera... Me pareció muy buena la descripción, y me hizo acordar mucho la primera vez que volví a caminarlas luego de haber estado un año en Chile. Un poquito más de lo que estuvo encerrado Nicolás. Claro, sin peste. En general, me gustan los libros que hablan de cosas y lugares que conozco.
Me llegó a exasperar la monotonía y el tedio de la mitad del libro, cuando el loco tiene mucho tiempo que está encerrado en la casa y hace siempre lo mismo, la misma rutina... "Bueno, ¿hasta cuándo?", pensé. Exasperar en el buen sentido, porque están muy bien las descripciones de lo que le pasa a Nicolás y además es indudable que ese pasaje tenía que ser así de monótono, para que quecobrara mucho más fuerza la salida del tipo al mundo exterior: "¡Dale flaco: salí de tu casa!"... Y una vez que sale de su casa, hasta el final, no pude soltar el libro.
Trainspottiniano el final, cuando Renton se deja llevar a una disco y se saca los prejuicios punkies y descubre que le gusta y acepta la electrónica. O le descubre su parte disfrutable. Algo de eso, esa sensación, tuve posfiesta, en Punta del Este, en el Punta Fest de hace unos días.
Por supuesto que me encantó que terminara así, con ella. Un mundo por delante.
* nuevo mensaje enviado por Gabriel Bossio

una lectura compulsiva (Daniela Cardarello)

Soy una lectora errática y compulsiva. Eso quiere decir que tengo etapas de no leer ni una revista; pero un día cualquiera, agarro un libro, y si en las primeras páginas me cuelga, lo leo de continuo, tratando de tener las mínimas interrupciones posibles. Y generalmente, ese libro me despierta el "hambre" de la lectura y empiezo a arrasar con todo lo que caiga en mis manos... Hasta la próxima inapetencia.
Así que no sé si agradecerte o putearte por haberme sacado de mi abulia lectora... empecé a leer tu libro y lo terminé en un fin de semana, sin mover el trasero del sillón. No soy crítica literaria ni nada por el estilo, pero me gustó la historia y me entretuve leyendo El exilio según Nicolás. OK, la última parte no me gustó tanto como el principio y el desarrollo (me emboló un poco la introspectiva de Nicolás y su diálogo virtual -o monólogo, no sé- con ese número largo).
Y gracias a tu obra, estoy en etapa compulsiva nuevamente... Así que escribí otro o recomendame un buen libro, porque acabo de leer El código Da Vinci y ese libro es mejor verlo en cine, porque en realidad está escrito para pantalla grande.
* enviado por Daniela Cardarello (productora)

ayuda para el verano (Gabriel Bossio)

La novela me ayudó, y mucho, a tolerar bajo la sombrilla a un Punta del Diablo muy cambiado. Me gustó y a mi mujer también, quien se la leyó en un día. A mí me llevó un poco más, pero soy un poco lento -en general- para la lectura.
* enviado por Gabriel Bossio (cineasta)

20.1.05

esta semana la termino (Mariano Mazzolla)

Me llegó la novela. Ya la estoy leyendo. Supongo que en el fin de semana la termino de leer. Hasta ahora, me encantó la sutileza de Nicolás para mandar al carajo a su jefe... ¿Quién no tiene ganas de hacerlo así?
* enviado por Mariano Mazzolla (periodista)

19.1.05

en el país de las últimas cosas (María Dodera)

Montevideo va mutando en la nada.
Los coches desaparecen. La gente desaparece. Las calles son el vacío. El agua y la luz eléctrica escasea. Y los ecos de los pasos de Carmen aturden a Nicolás, una noche que ha dejado su computadora titilando y muchas vidas cruzadas.
Mientras una epidemia va azotando a este país de las últimas cosas, Nicolás decide exiliarse. Decide romper con su jefe, decir adiós a su cotideanidad, a sus amigos, congelar su teléfono móvil y ser el creador de un juego virtual llamado Vidas Cruzadas y del portal Ojos Rojos, como último intento por salvarse.
Y decide algo más.
Decide jugar, ya que le pesan los treinta.
Jugar. Y jugarse.
¿Qué perder? ¿Qué ganar? ¿El amor por Eva? ¿El deseo hacia María? ¿O quizás no asistir al bautismo de su ahijado?
En ese exilio, Nicolás escapa al frío, al gris de este Montevideo, al aquí no pasa nada, a la anestesia de cada día, a su generación, a sus raíces... Y corre, corre, corre en tres metros cuadrados y en un refugio virtual. Nicolás cree manipular muchas vidas en ese juego hasta que, en un momento, intuye que estas son espejos rotos de la suya, y que se enfrenta a las mismas batallas, a los mismos enemigos, y pulsea con un hacker en el escenario virtual de Vidas Cruzadas, por esos deseos miméticos que los enfrenta a ellos mismos en el escenario real.
Y así pasa el tiempo.
Y entonces llora, grita, y calma su deseo en el regazo de Carmen, una desconocida, a la cual miró aquella noche, en que sus ojos estaban más rojos que nunca.
Y se rompe en mil pedazos en buscas de respuestas que nunca llegan.
Y se asfixia en su juego.
Y estalla como una última cosa en un país que no entiende nada. Que no entiende su voz generacional, que no entiende su poesía ni el vértigo. Que no entiende a Nicolás cuando baila con sus pantalones grafiteados de color plateado.
¿Qué cosa decir de esta novela, que me emociona, que graba las voces de toda mi generación? Que desde lo fantástico El exilio según Nicolas revela a un Montevideo muy real.

(*) mensaje de la directora teatral María Dodera

13.1.05

histeria montevideana (davich, ltp*)

La novela me encantó. Muy buena la descripción de ese montevideano inmerso en la histeria de la peste, aunque si no hubiera peste sería exactamente igual... En serio, me encantó.
Leo está de licencia y también la leyó. Iván se tomó unos días en la costa y se la llevó. Hasta ahora, todos son buenos conceptos acerca de la novela. SIN PALABRAS Me mantuvo expectante desde la cuarta página hasta la última. Después te escribo largo y tendido, porque ahora estoy medio al palo.
* enviado por Davich, integrante de latejapride*

6.1.05

feliz día de reyes (Santi Tavella)

Ayer terminé la novela. Está buenísima, muy atrapante. Toda esa cyberpajería me encantó, pero también me pareció que están muy buenas todas las posibles lecturas a los hechos planteados. Está muy bueno que todo eso te pide que lo interpretes, pero una vez que lo hacés no hay nada en el libro que te confirme que tal o cual interpretación es la correcta, o sea nos hace trabajar y después nos deje picando.
Me gusta porque es acorde a mi teoría de que el arte no tiene nada que ver con la comunicación. Por otra parte, ayer de tarde, después de terminarla, cae mi mujer con la revista de la semana pasada, que no la había leído... La nota del disco del Cuarteto está buenísima, más allá del masaje al ego.
En fin, feliz día de reyes

* Enviado por Santiago Tavella, integrante de Cuarteto de Nos.

lecturas y canciones agradables y pegadizas (Gustavo Verdesio II)

Jefe, ya de vuelta en mi apacible Ann Arbor (Filadelfia, al igual que Montevideo, quedó atrás en cuestión de pocos días), me alegro que haya posteado mi unsolicited review. Así que por eso le mando esta otra misiva, para continuar el diálogo. Es muy interesante que hagas esa opción por lo 'fácil', por lo accesible, que lleva a que algún lector que se confiese más bien ocasional (el de la tercera carta que aparece en el blog, integrante de esa banda -Astroboy- que hace canciones agradables y pegadizas) termine leyéndote.
Creo que además de eso, ayudan la cuestión temática, lo generacional, el buen pulso narrativo, incluso los golpes bajos -la ciudad bajo la plaga, por ejemplo, o el final feliz.
El criterio de que los personajes no suenen más inteligentes de lo que son me parece muy bien. Sin embargo, está claro que Nicolás no es ningún pelotudo y que es, al menos, tan inteligente como Oscuro. Su amistad con él parece tener una fuerte base -sino intelectual, al menos sensible (musica, cine, literatura, y ajedrez compartidos)-, y su victoria ajedrecística lo presenta como alguien que no es del todo bobo. Lástima que la partida con negras fue tablas, ché. Ahora no me acuerdo si esa era una Grünfeld o una India de Rey. Por eso creo que Nicolás tendría que ser un poquito más articulado en sus peroraciones. Pero bueno, usté es el autor y sabe lo que hace. Seguro que así encontrará más simpatía de los lectores.
Si en vez de los Redondos escuchara a Paolo Conte, Keren Ann o a Carla Bruni, como hace el autor hoy, o si transcribiera la variante que jugaron Nico y Rodi en la apertura jugada a jugada, entonces capaz que tu readership habría reaccionado con menos simpatía hacia el personaje central -digo esto porque calculo, aunque no tengo pruebas, que le cae simpático a más de uno. Eso si, las pibas (the love interests, dirían por aca), están descritas de manera medio estereotipada. Y especialmente de María no sabemos un joraca. O bien poco. No sé, a mí me gustan más Eva y la demente prostituida que la chica del final. Eso de que haya amor, y para peor, que triunfe, me resulta un poco romántico de más (en el sentido más popular y menos técnico del término).

* Por ejemplo, en el momento en que está todo resolviéndose de manera apacible, ella le diga a Nico, semi dormida, te amo, Rodi.
* O mejor aún: cuando están en la yapla, en pleno idilio con amanecer puntaesteño y todo, un tipo salido de las tribus urbanas de El hueco la mate de un botellazo en la cabeza y Nico se quede con algunos sesos sangrantes en la mano, mirando al cielo y preguntandose: why???
* Pero puede haber aún un mejor final, en el que Rodi aparece por detrás y les dice: aja, lo sospeché desde un principio. Estás muerto, Nico. Y ahí mismo le descerraja el contenido de una automática. María, en ataque de panico, enloquece y es trasladada a la Colonia Etchepare (si es que todavía existe) o a una clinica privada, cuyo nombre es Vidas Cruzadas.
ueno, mientras escucho 'Sept variations sur Lennie Tristano', de Stephan Oliva y Francois Raulin, me despido por el momento con un fuerte abrazo.

* nueva colaboración de Gustavo Verdesio, ahora desde Ann Arbor.

huérfanos en la modernización (Raúl Gadea II)

La segunda novela de Gabriel Peveroni (El exilio según Nicolás, Ed. Santillana, Colección Punto de Lectura, Montevideo, diciembre de 2004), es un producto literario bastante específico para jóvenes de hoy. Un adulto veterano ni siquiera sabe bien qué diferencia hay entre hablar (por computadora) en chat o en icq, extremo que se supone demasiado obvio para ser aclarado en la obra. Y la mayor parte del relato se desarrolla entre muchachos desconocidos de ambos sexos que compiten, se persiguen, se angustian y hasta creen enamorarse relacionándose entre sí solo a través de un juego de computadora inventado por uno de ellos, al que bautiza como Vidas Cruzadas.
A los diálogos tecleados en pantalla de estos personajes, sin cara para los demás, se agregan idas y venidas del protagonista por un vasto escenario urbano primero deprimentemente familiar y después progresivamente macabro: un Montevideo desde donde cada vez más gente emigra, y en el que por fin penetra una peste desde el norte (como la aftosa de hace un tiempo, pero esta vez asolando a la gente).
Con todo, hay contrastes e incongruencias que enriquecen la visión pesimista con las imprevisibilidades de la vida. Una pareja joven que espera un bebé se niega directamente a curtir ondas decadentes. Una uruguaya melancólica, emigrada en España, envía sagaces correos electrónicos a su ex-novio montevideano, del que sigue enamorada. En verdad, una de las ventajas de esta novela sobre la primera de Peveroni, La cura, es que incluye personajes femeninos modernos, con personalidad definida, delicadamente retratados.
La angustia que este relato testimonia tiene justificativos en la realidad nacional más conocida. No sólo una máquina social descompuesta viene martirizando a los jóvenes desde hace años, empujándolos sin cesar hacia el desempleo, la emigración, la mendicidad o el delito, sino que la modernización productiva que se necesita no termina de arrancar y, en cualquier caso, será conducida políticamente por viejos que no precisan jóvenes en sus equipos, y ni siquiera se percatan de que los jóvenes existen y son un grupo humano con problemas.
A todos los efectos, los muchachos representados en estas obras se sienten “huérfanos en la modernización” que, problemáticamente, se aproxima. Ni siquiera son revolucionarios tozudamente comprometidos, como los de hace medio siglo, que querían romper el mundo para poder hacerlo de nuevo. Están, por el contrario, solos y desolados, y sin padres, profesores o líderes que los tomen en cuenta. Se sienten “ninguneados” por el mundo adulto que monopoliza el poder, y este vacío vital los va llenando de una agresividad que no saben cómo manejar y que, en última instancia, tienden a descargar destructivamente entre sí.
El desenlace de esta novela es, precisamente, una tensa, problemática, quizás voluntarista refutación de esta última posibilidad. Una precaria autodecisión, no del todo consciente, de ‘seguir aguantando’ y procurando, medio a ciegas, que cambie el signo de los tiempos. La novela representa un mensaje que es difícil saber si llegará al mundo adulto, y a las responsabilidades que ese mundo está asumiendo hoy (quizá sin comprenderlas demasiado) de cambiar la vida colectiva en el país antes de que la juventud se desgarre definitivamente a sí misma.

* comentario de Raúl Gadea

3.1.05

el ciberespacio no tiene patria (Gus Verdesio)

Jefe, le cuento que el 28 me iba para Filadelfia y me dije: me leo la mitad de El exilio según Nicolás en el avión de ida y la otra mitad en el de vuelta. Pues bien, me quedé corto y me tuve que comprar un librito de poemas de Bukowski (Slouching Towards Nirvana, que recoge poemas inéditos), porque me leí la novela en el avión de ida.
Estas son mis impresiones, que aunque no las pediste, me dan ganas de dártelas. Ante todo, como creo que ya te dije con respecto a La cura, se nota nuevamente la garra de narrador. Tenés el talento de llevar al lector, aunque sea a los tumbos, hasta el fin de la narración. Es difícil dejar de leer. Lo otro muy bueno es el clima que creás. Es opresivo, ominoso, y es, sobre todo, creíble. Tiene, además, la virtud de ser profundamente local y, al mismo tiempo, legible o comprensible para lectores extranjeros:

* El ciberespacio tiene y no tiene patria, o al menos es comprensible desde distintas patrias que lo actualizan a su manera.
* La juventud sin esperanzas, con cierto pasado punkie, también es un fenómeno comprensible en todas partes del mundo occidental y cristiano.
* Hay, además, referencias generacionales muy fuertes en lo musical y probablemente en lo referente al relacionamiento humano.
Quiero decir, en otras palabras, que el color local y la universalidad de las situaciones descritas están en un balance óptimo, o casi. El clima es tan convincente que uno se queda dentro de él por un rato, después de terminada la novela. Esto no es algo menor, porque muchas veces uno se queda (estoy seguro que a vos también te pasa), como diciendo ¿para qué leí esta novela? ¿O qué me deja? Y, consecuentemente, uno se olvida de ella y de sus contenidos en cuestión de minutos, para no volver a revisitar ese territorio literario en las tierras de la memoria.
Muy brillante, también, es el epígrafe de Raúl Forlán Lamarque: no es solo un homenaje al amigo que se fue, sino también una clave irónica de lo que va a pasar en el resto de la novela: si algo no es casual es toda la trama. Y si algo es casual es el reencuentro (un poco hollywoodense, por aquello del happy ending) de María y Nicolás.
Ahora, lo que me parece que sigue faltando es tratamiento del lenguaje. La verdad es que no veo que hayas progresado nada en ese rubro desde La cura. Parece haber habido un retroceso o, en el mejor de los casos, un estancamiento. Honestamente creo que que para llegar a otro plano de calidad literaria, necesitarías trabajar más seriamente la forma. Hay mucha cosa fácil, además, en lo referente a la presentacion de personajes: decís mucho sobre lo que están pensando, y cuando no tenés tiempo o te impacientás, le decís al lector, así, de una, cómo es el personaje o qué está sintiendo en ese momento. Esas son cosas que para el público en general funcionan -sino preguntale a cualquier autor de best seller- pero que no deberían ser parte de una literatura con más pretensiones artísticas o estéticas. Insisto en esto porque creo que la novela es mejorable. Otra cosa: en el uso del lenguaje se puede notar una escasa cantidad de vocablos para referirse a ciertos estados de ánimo: usás varias veces el adjetivo "shockeado" y el participio pasado en función de adjetivo "confundido". La lengua castellana tiene muchas vueltitas y es lo suficientemente rica como para que uno pueda dar esa idea de un mood a través de perifrasis, metáforas u otro tipo de imágenes. No sé, me habría gustado mas variación léxica y sintáctica.
En suma, me parece una novela muy legible (en los dos sentidos), como lo demuestra el hecho de que me la leí de una sentada, pero que tiene debilidades estrictamente literarias. Me hace acordar a las novelas de Pérez Reverte, que tiene (por qué negarlo) punch en lo narrativo, pero cuyo dominio de la lengua y de los recursos narrativos es bastante limitado.
Bueno, jefe, espero que esta reseña ni lo irrite ni le parezca mal. Le mando un abrazo grande y felicitaciones por haber culminado otra novela bien narrada.

* mensaje recibido, desde Filadelfia, firmado por Gustavo Verdesio

el lado pesimista (Raúl Gadea)

ideas provisorias:

1) El exilio según Nicolás es una novela para jóvenes, bastante específicamente; los veteranos como yo ni siquiera saben lo que es ICQ, por ejemplo.
2) Continúa La cura. ¿Literalmente, con personajes como Rodion? (contestame eso, por favor). Lo hace innegablemente, al menos, al volver al tema del "homicidio por piedad", como "favor" hecho a quien no puede soportar más la vida. Pero el retorno es menos fuerte. Ya no resulta tan macabro o truculento, entre otras cosas porque al final resulta ficción.
3) Es más rico que La cura en cuanto a personajes femeninos, que es uno de tus puntos fuertes. Las dos muchachas, sin embargo, se diferencian poco o se parecen demasiado. Pero son personajes seductores, cosa que la obra necesitaba.
4) Parece un segundo tomo de La cura , que trata de buscar una salida desde la amarga realidad. Si hubiera efectivamente una salida, la obra sería premonitoria. Yo, que quisiera que fuera así, no estoy sin embargo seguro de que la haya. De modo que para mí el lado pesimista, bastante fuerte, no está demás. Pero todo esto son primeras impresiones. Dame unos días para terminar de leerla bien y decidir mi impresión global última.
5) De los escritores uruguayos de tu generación, para mí, sos el que mejor elabora una estructura narrativa unitaria (Daniel Mella, que ocasionalmente es más fuerte, más "dostoievskianamente" emocional, me parece que no sabe narrar con fuerza unitaria y pierde demasiados lectores por eso). Haber publicado una segunda novela a tu edad, considerablemente lograda, es algo respetable en cualquier lugar y más aún acá. Pero no te agrandes que como escritor te hace falta crecer, profundizando la visión y adquiriendo más concentrada fuerza narrativa, de acuerdo a las condiciones que yo creo que son las tuyas.
Abrazo y felicitaciones,

* comentario de Raúl Gadea (ensayista)


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